Definitivamente. La maestría en Sociología Jurídica que tuve oportunidad de cursar en Oñati ha sido decisiva, tan es así que inmediatamente después opté por aplicar para el doctorado en Law & Society que ofrece la Universidad de Milán y que está directamente vinculado con el Máster del IISJ de Oñati. Oñati significó para mi, una ventana que me permitió abrir mi mente a nuevas posibilidades. Una nueva forma de ver el derecho y su relación con la sociedad. La inquietud de lo que aprendí y viví en Oñati me impulsaron a buscar respuestas a muchas de mis preguntas internas en temas que me interesan sobre manera, como son la impartición de justicia en países en transición democrática, como el mío, México y otros. Estoy convencida de que los abogados debemos darnos la oportunidad de interactuar con otras ciencias, de comunicarnos con la sociología, pero también con la antropología, la economía y la ciencia política, necesitamos crear una red de interdisciplinariedad que nos permita encontrar respuestas más integrales a los temas que nos preocupan. Los trabajos que se realizan desde la perspectiva jurídica tienen su propio valor, pero no dejan de ser esfuerzos aislados porque nacen ya con una limitación que les impide ir más allá. En este sentido, es súper importante la labor del IISJ en cuanto a la capacidad que brinda para que se dé el diálogo entre las diferentes ciencias sociales y se discutan y construyan nuevas posibilidades de entender el derecho y de buscar soluciones novedosas a temas tal vez añejos, pero que aún demandan de nuestra creatividad en un mundo que se transforma a la velocidad de la luz . Qué difícil de contestar, uno vive tantas experiencias en Oñati que es muy difícil poder seleccionar una, sin embargo, creo que la convivencia con los compañeros del máster, tanto académica como personal así como la posibilidad de conocer más de el País Vasco, de su cultura y tener oportunidad de hacer un par de amigos Vascos, ha sido lo mejor de mi estancia en Oñati. Aprender a vivir y convivir con tus compañeros de clase día y noche es un reto, pero al final uno añora muchos de los momentos vividos en la Casa Antia, uno termina compartiendo más que ideas, libros y autores; uno termina muy involucrado y muy comprometido, tal vez es por eso que al final es tan dolorosa la despedida y por eso mismo que cuando uno vuelve a Oñati, al IISJ y la Casa Antía se tiene la sensación de regresar a casa, de estar en familia